Las guaguas de pan, son un popular platillo dentro de la gastronomía ecuatoriana y le debe sus raíces a la cultura ancestral de un país lleno de tradiciones, por lo cual, se las realiza en una fecha específica y muy esperada a lo largo del año, la fiesta de finados, que sirve para conmemorar a todos nuestros seres queridos que han partido de este mundo, este festejo está acompañado de creencias y rituales que pueden variar según el lugar donde se festeje, pero, algo que coincida en todos los rincones es la preparación de las guaguas de pan y la colada morada.
Seguramente, todos quienes hemos probado este delicioso bocadillo de pan nos hemos preguntado sobre su origen. Se dice que, en la antigüedad, en las comunidades indígenas, cuando un cacique moría se tenía la costumbre de sacar su cuerpo momificado alrededor de la comunidad, pero cuando llegaron los españoles, se prohibió esta tradición, y como resultado los indígenas empezaron a realizar representaciones con comida de los muertos, para así no perder esta costumbre.
En la actualidad, se ha hecho tan popular su preparación que suelen realizarse concursos de la mejor guagua de pan, promoviendo la creatividad de las familias y artesanos, así que no es raro ver guaguas con distintas temáticas, vestidas de ángeles, de muñecas, princesas, o hasta disfrazadas de personajes famosos, pero las primeras guaguas de pan tenían un aspecto menos comercial, eran más pequeñas, no se utilizaba dulce en su preparación, antes de la llegada del trigo a mano de los españoles, eran hechas de zapallo, y luego se implementó la harina junto con la manteca de chancho y para decorarlas, se teñía la masa con el hollín del horno de leña, por lo que no tenían el mismo aspecto que el de la actualidad.
Las guaguas de pan son una costumbre que se ha realizado generación tras generación, y se han convertido, sin lugar a duda, en una muestra de que nuestro país conserva una memoria histórica, la cual, sigue viva gracias a todos aquellos quienes todos los años se encargan de realizar estos platillos, a más de ser deliciosos, tienen una historia digna de ser recordada.