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LO QUE ESCONDE LA TÍPICA COLADA MORADA ECUATORIANA

La concepción de la muerte no siempre fue la que tenemos hoy en día con influencias españolas y cristiana, de hecho, nuestros pueblos aborígenes antes de ser conquistados por los incas, tenían un pensamiento más “alegre” cuando se hablaba de este estado. Se creía que la muerte solo era un paso más de la vida, que al cerrar los ojos en este plano, el alma simplemente visitaba el más allá pero que seguía siendo la misma que era en vida, posteriormente, con la conquista de los pueblos Incas del Perú, esta celebración fue vista con ojos de tristeza al recordar a quienes ya no se encontraban en el mundo terrenal.

Debido a esto, cada mes del Aya Marcay Quilla que se vendría a conocer hoy en día como el mes de los santos difuntos, se celebraba esta metamorfosis de la vida con varios rituales para recordar a los muertos de cada familia del territorio que hoy, sería Ecuador.

Una de las mayores tradiciones que perdura hasta la actualidad, es la de la colada morada que en sus inicios fue llamada “Sanco”, una antecesora de la bebida que era preparada con maíz molido de color morado y sangre de llama que simbolizaba a la sangre de los muertos. Es así como con diferentes ingredientes, la colada evoluciona a la que tomamos el dos de noviembre.

Cada parte de la preparación de la colada morada tiene sus significancia, desde la harina hasta las hierbas aromáticas, pues, estas últimas al ser parte de la primera olla de las tres que componen la preparación de este brebaje, representan a la purificación del alma  al momento de beberlas. La segunda olla, se caracteriza por tener jugos de las frutas, como la mora, la naranjilla, la fresa etc. Esta tiene como nombre la olla de los sabores y la última, la olla de los colores, que tiene como ingrediente principal la harina morada, le da este tono a la bebida para recordar el color del liquido vital que recorre por las venas.

Una colada morada, nunca está completa sin su fiel acompañante “la guagua de pan” que viene a representar a los muertos en sí, que eran envueltos para tener un ritual de entierro diferente en cada zona del Ecuador y también para representar a las momias de alto nivel jerárquico, aunque hay quienes dicen que estas piezas de pan, son también para llevar el alma del difunto a un descanso eterno.

Este dúo alimenticio no puede faltar en la mesa de los ecuatorianos cada día de los difuntos, pero a su vez, no puede faltar en las tumbas de quienes una vez pisaron estos suelos y despiertan este día para probar la comida que se hace en su honor.

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